Al ego no le gusta perder. Si pierde siente que su autoestima está en juego, su sentido de lo que “es” está en juego. Está el juicio de que todo tiene que salir bien, o perfecto, si no, es un “fracaso”. El Ser sabe que cada experiencia va más allá del “hacer”. Por lo tanto, cuando algo sale mal, o no sale como se esperaba, no hay pérdida o fracaso, sino aprendizaje. Todas son experiencias que podemos atesorar a nuestro favor.
Desde la mirada del Ser, la autoestima no está en juego. No hay juicios. Solo experiencias que tienen un sentido, una oportunidad para ir hacia otro camino diferente, para abrir la puerta correcta.
Nosotros no sabemos cuál es nuestro mejor camino. Dios, el Universo, nuestra Fuente sí lo sabe y es por eso, que lo que nosotros consideramos que es el camino correcto, para la Vida muchas veces no lo es. Ese es el límite que existe a nuestra propia creación. Cuando decimos que podemos lograr todos nuestros sueños, agrego, que siempre y cuando sean los que Dios y la vida tienen planeado y los que tienen que ver con nuestro propósito. Muchas veces soñamos algo que no tiene que ver con él y la Vida nos acomoda, a veces más bruscamente, cuando no estamos escuchando el mensaje.
Tenemos un mejor futuro… el que tiene que ver con nuestro propósito… Si no vamos hacia él, la vida nos dice: “Por acá, no!!” Y nosotros lo interpretamos como “fracaso”. Cuando es, en realidad, la forma de acercarnos a lo que vinimos a vivir, como sentido, como propósito, como tarea.
Entonces, si luego terminamos viendo que lo mejor que podía pasar era no seguir transitando el camino que veníamos recorriendo… o vemos que tenía que volver a intentar para seguir aprendiendo… o lo que sea que pase después de ese “fracaso”… ¿para qué seguir juzgándonos o juzgando lo que pasó? Muchas veces lo que viene “después” del “fracaso “es lo mejor que nos podía pasar. Miramos en retrospectiva y decimos:” Gracias a que esto no fue como yo quería, hoy me pasa esto otro”… ¿Les pasó? ¿Se sienten así hoy?
Si podemos resignificar, darle otro sentido al “fracaso”, estaremos aprovechando y enfocando mejor nuestra energía, preguntando y respondiéndonos “para qué estoy teniendo esta experiencia”, en lugar de quedarnos en una pregunta casi siempre sin respuesta de: “¿Por qué a mi?”.
¿Qué pregunta crees que te llevará a un lugar de mayor aprendizaje?