¿Cómo están tus relaciones hoy? ¿Con quiénes te cuesta más relacionarte? ¿Qué creés que hay que cambiar para que cambie la relación? ¡El único cambio que podés hacer en la relación, es en vos! Cuando lo hacés, la relación cambia.
Cada relación es sagrada, dijimos el día 1. Por lo tanto, cuando vivimos en relaciones, cada encuentro es sagrado. Aún aquellos encuentros que para nosotros resultan dolorosos. Aprender de ese encuentro es lo que la convierte a la relación en sagrada. Nada ocurre por “casualidad” y si tengo esa relación no es “casual”, es para algo… y ese algo no es “en contra de mí”. La vida no nos pone ninguna circunstancia al azar, por más que queramos negarlo, o no queramos creerlo, ni las pone en contra, para perjudicarnos. Todas nos traen aprendizaje, todas nos hacen crecer, si así lo decidimos. Y con todas ellas, sumamos herramientas de vida y vamos logrando sanar viejos temas emocionales no resueltos de nuestro clan, tema sobre el cual hablaremos.
Podemos, por lo tanto, hacer que cada relación cumpla su propósito, o quedarnos en “víctimas” de ellas, quejándonos, sufriendo, enojándonos, culpando a otros, de las cosas que no funcionan en nuestra vida.
SI la relación cumple su propósito, siempre lograremos la paz, porque habremos comprendido el sentido de que hayamos vivido esa experiencia.
A lo largo de esta cuarentena observaremos todo esto. Hoy, la propuesta del día nos dice que “Si quiero cambiar mis relaciones, comienzo por mí”. Porque si cambio la interpretación que le doy a cada relación, cambia la relación.
Comenzaremos a experimentar desde hoy esos cambios. Que no serán de un día para el otro (o quizás, si, la vida es mágica)… Pero que nos darán enormes satisfacciones.
Tomamos consciencia de que lo único que podemos cambiar es a nosotros mismos. No podemos cambiar a otros, porque eso no nos corresponde. Sería entrar en su ámbito de libertad personal… El otro cambia, si elige y decide cambiar… No porque nosotros hagamos algo para que cambie. Pero, cuando cambiamos nosotros, cambia la relación! Repito: No el otro, la relación.
Si decidimos ver como sagrada esa relación, buscaremos cuál es el aprendizaje que estamos teniendo. Voy a poner un caso extremo, que viven muchísimas personas. Quizás vos, que estás leyendo esto.
Si en tu pareja, estás pasando una situación de violencia física, verbal, sexual, económica, psicológica… ¿cuál es el aprendizaje? Esa situación te muestra que hay algo para sanar, que es tu propia desvalorización que hace que aceptes hoy esa situación. Y que quizás la vivas como “normal” porque la violencia manifestada de esa forma, pasó de generación en generación…. El aprendizaje es, “valorarte”. Desde la desvalorización, el opuesto, estás viendo que debes valorarte. Cuando comienzas a hacerlo, ya no vivís más esa relación. Porque aprendes que si te valoras, no necesitas a alguien “afuera” que venga a mostrarte esa desvalorización… También hablaremos más a fondo de esto…
Lo que observamos es que cada relación, quizás desde su opuesto, nos muestra un camino de aprendizaje. Casi siempre, nos enseñan a valorarnos, si así lo elegimos.
Te propongo que hagas una lista con aquellas relaciones que automáticamente piensas que “deben” cambiar. Y que pongas en una lista, cuáles serían los cambios que vos podés hacer para que la relación cambie.
En el caso de las personas que ahora están viviendo situación de violencia, les sugiero que el primer cambio que deben hacer es pedir ayuda para salir de eso. Ayuda psicológica y ayuda especializada. Si estás viviendo situaciones de violencia, es importante, hasta que logras esa valoración, pedir ayuda cercana y armar tu red de ayuda para salir.
Cosas a tener en cuenta para esta lista:
– No son cambios que sirvan para “amoldarse” al otro, sino cambios que impliquen encontrarte con tu paz y tu valoración
– No son cambios externos. Siempre son cambios internos. Ver como sagrada a la relación, ya es un cambio. Al ver que tiene un aprendizaje, dejamos de hacer foco en lo que el otro “nos” hace… Ya veremos, el otro, no nos hace nada… solo nosotros permitimos que lo haga… y allí está el aprendizaje… en no permitir y en no llegar a esas situaciones.
– No son cambios que impliquen “irse” de la relación. Si no, no habremos realizado el aprendizaje. Los cambios siempre se dan dentro de la relación. Aun cuando después esa relación, no continúe cuando se logre aprender.
– Son cambios que nos reencuentran con la paz. NO nos causan más conflicto.
– Son cambios que fluyen. No cambios forzados.
Cuando cambiamos, el mundo cambia. Y nos damos cuenta de que allí comenzamos a seguir el camino que está preparado para nuestro mayor crecimiento y evolución. Todo comienza a ordenarse y fluye para que nos reencontremos con nuestra paz.
Este es un fragmento del día 2 de mi libro “40 Días haciendo foco en nuestras relaciones”, que lo puedes conseguir ya mismo en AMAZON haciendo CLICK AQUÍ