Violencia y Comunicación Humana

Cuando alguien nos «agrede» o nos «falta el respeto», muchas veces tendemos a responder de la misma manera. Decimos: “¿quién se cree que es para tratarme a mí de esa manera?” o “No sabe con quién se metió”
Respondemos de la misma manera que el otro, sólo para no quedar como más débiles, o como que el otro nos puede llegar a “pasar”. Nuestro orgullo (ego) hace que respondamos quizás gritando más fuerte que el otro o eligiendo un
“arma” más grande para golpear.
A lo que se nos presenta por parte de los demás solemos contestar con la misma moneda. “Si me tratan bien, lo trato bien”. “Si me trata mal, lo mato o lo voy a reventar”


El famoso “Ojo por Ojo, diente por diente”


¿Su conducta depende de los demás? ¿Si el otro es violento soy violento o
violenta? ¿Si el otro es agresivo me convierto en una persona agresiva? ¿Si el
otro no tiene educación me convierto en alguien maleducado? ¿Si el otro es
terrorista y mata me convierto en asesino y mato?


¿Qué opción hay? Me preguntará. “No me voy a quedar callado”. O si el
otro me sale a “patotear” no me voy a quedar quieto. Automáticamente salta
también la frase: “¡Me tengo que defender!”


Le pregunto: ¿no hay otra opción?


Jesús planteaba poner la otra mejilla. Muchas personas proclaman ser capaces de responder con su otra mejilla, y sin embargo ante estas situaciones responden con la misma moneda del otro, olvidando la otra mejilla. ¡Ah! ¡Pero
yo sé que usted no es Jesús! Seguro. ¿Pero esa no es una gran enseñanza para
todos nosotros?
Cuando alguien nos arremete, nos trata mal o se pone violento con nosotros solemos comenzar allí un conflicto.

Esto es, que lo que el otro hizo, lo que dijo o cómo actuó no nos gustó, nos lastimó, nos cayó mal. Y reaccionamos, respondemos, nos enojamos. Y usted me dirá: “ y claro, ¿qué quiere que haga? “

La violencia es una elección entre muchas de las opciones que tenemos

para resolver nuestros conflictos. Esta no es la única respuesta que hay cuando se nos ataca a nosotros con violencia. “Ojo por ojo, y se cegará el mundo” decía
Gandhi.
El enojo no es el único estado de ánimo que podemos elegir cuando la otra
persona nos “agrede”. Quizás sí nos invada en un primer momento, porque es
una reacción aprendida desde pequeños. Pero, luego podemos elegir si lo
mantenemos y actuamos en consecuencia, o si lo cambiamos por algún estado
de ánimo o algún sentimiento diferente que nos permita aprender algo de la
situación que estamos atravesando.
La propuesta es: si del otro lado hay violencia*, se puede contestar desde
la paz; si del otro lado hay incomprensión, se puede comprender igual.
Si nos agreden podemos proponer igual el diálogo.


Ya vimos el proverbio hindú: “La forma en la cual los demás actúan es
parte de su conducta. La forma en la cual yo reaccione es parte de la mía”.
¿Puedo elegir la conducta de los demás? Quizás hoy pueda aprender a
elegir la suya, más allá de la conducta del otro o de los otros.

Somos creadores de nuestra realidad!

*No me refiero a la violencia doméstica. En ese caso, la única respuesta posible es pedir ayuda a alguna persona o institución que colabore con la persona que padece la violencia a
salir de esa situación.

“A través de la paz interior se puede
conseguir la paz mundial. Aquí la
importancia de la responsabilidad
individual es bastante clara
ya que una atmósfera de paz
debe ser creada dentro de uno
mismo, entonces se podrá crear en la
familia y luego en la comunidad.”

Dalai Lama

Laura Barrera

DIRECTORA DE LA ESCUELA PUNTO CERO

de mi LIbro Comunicación, Una danza para mejorar nuestras relaciones. Año 2006. Agotado

Más acerca de este tema en la FORMACIÓN DE COACHING Y LIDERAZGO CUÁNTICO. ESCUELA PUNTO CERO.

También podés sumarte a la Membresía de la Escuela Punto Cero para encontrar tu paz interior.

AGENDA MES DE SEPTIEMBRE

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