Solo existen experiencias que nos sirven de aprendizajes. Lo importante es no abandonar los sueños, no sentirnos ni derrotados, ni vencidos, ni fracasados.
El desafío de lograr nuestros sueños se hace mayor y siempre es importante revisar el camino recorrido…
¿Qué aprendimos?
¿Qué cosas no vimos?
¿Qué señales aparecieron y no atendimos?
¿Qué miedos aparecieron agazapados?
¿Qué creencias sostuvieron las acciones que realizamos o no realizamos?
Y si a pesar de todo la puerta a nuestros sueños no se abrió, preguntarnos: No el ¿por qué? sino ¿ para qué?… ¿Qué invitación nos hace la vida ahora? ¿Qué me dice la vida?
¿Te hiciste estas preguntas en pandemia?
Quizás la vida no nos dice NO, sino solamente: ¡Esperemos!
El fracaso es solo un invento del ego para mantenernos enojados/as, en la cadena de juicios y críticas, atemorizados/as o desmotivados/as.
Desde nuestro ser, el aprendizaje frente a algo que no se dio, nos pone frente a miles de posibilidades que aún no hemos explorado, nos invita a ser más creativos y desafiar más nuestras habilidades personales.
Si nos sentimos fracasados, le estamos negando a la Vida, a Dios, al Universo, a tu Fuente , como quieras llamarla, la posibilidad de enseñarnos y guiarnos, de darnos su mensaje.
Una pandemia no es la puerta al caos a menos que así lo sintamos. Aún en estas situaciones podemos abrir puertas a lo mejor para nosotros. El mejor futuro no significa no encontrar puertas cerradas u obstáculos a sortear, sino ser capaces de tomar las herramientas de ese tramo del camino y seguir creciendo. Ese escalón también es nuestro mejor futuro… y es maravilloso transitarlo, aunque esto incomode a nuestro ego, aunque nos invite a transitar sombras, o dificultades mayores.
Yo renuevo mi gratitud aún habiendo transitado momentos difíciles. Sigo viendo que no hay fracasos sino ¡aprendizajes!
¡Gracias vida por cada tramo del camino!
¡Que todas nuestras experiencias nos lleven a una mayor expansión de consciencia!